Una tapa estanca tiene una junta, pero una tapa con una junta no tiene por qué ser estanca.

Hace unas semanas explicábamos en una entrada de nuestro blog qué es y para qué sirve una tapa estanca.

El hermetismo de una tapa estanca es relativamente sencillo de conseguir, no es alta tecnología: basta con poner una junta de goma entre la tapa y el marco y apretar, en este caso con unos tornillos. Es algo que vemos a diario en las puertas de nuestro automóvil, en la olla rápida que empleamos para cocinar o en tantos otros elementos de nuestra vida diaria.

Pero ¿es realmente así de sencillo? Hacer una tapa hermética no es difícil, pero si no queremos que nos den gato por liebre, debemos prestar atención a ciertos detalles. Y es que una tapa estanca tiene una junta, pero una tapa con una junta no tiene por qué ser estanca. Más en concreto, debemos prestar atención a cómo está fabricada, a cómo es la junta de goma y a sus tornillos.

CÓMO ESTÁ FABRICADA LA TAPA ESTANCA

Tradicionalmente, las tapas estancas se han hecho en aluminio fundido. De hecho, hay quien emplea la expresión “tapa de aluminio” como sinónimo de “tapa estanca”. El buen comportamiento del aluminio frente a la corrosión garantiza la durabilidad del producto. Hoy en día, encontramos en el mercado tapas que ofrecen hermetismo en materiales muy diversos: además del aluminio fundido, podemos verlas hechas en chapa de acero galvanizado, chapa de acero inoxidable, chapa de “acero tratado” o, incluso, de pvc., por mencionar algunos de los más habituales.

Para que un registro resulte hermético es fundamental que el marco esté fabricado de una única pieza. En los 44 años que llevamos fabricando tapas, hemos aprendido que cuando el marco se construye por la unión de varios segmentos no se consigue hermetismo. Y ha sido un aprendizaje amargo, que hemos sufrido en carnes propias. Cuando el marco está hecho por la unión de varias piezas es muy difícil mantenerlas en el mismo plano y la junta no es capaz de absorber esas imperfecciones que se dan en la intersección de los elementos. Por ahí se producen fugas. Aprendimos esta lección cuando tuvimos que diseñar nuestra tapa de acero inoxidable. Nos costó muchos años conseguir una que realmente funcionara.

Hemos observado que las tapas hechas en materiales plásticos suelen fallar por la escasa durabilidad de sus roscas y por su fragilidad a la rotura que, además, suele aumentar con el paso del tiempo y la exposición a la intemperie.

LAS JUNTAS DE GOMA EN LAS TAPAS ESTANCAS

Como hemos comentado al principio, parece que si una tapa lleva una goma ya tiene que ser estanca. Resulta evidente para todos que este elemento es fundamental.

La junta tiene que ser flexible. Debe de ser de caucho, preferiblemente si es EPDM que es el material que se emplea en las redes de saneamiento. Hay que tener cuidado y evitar su uso si va a entrar en contacto con hidrocarburos ya que no es adecuado.

Lo ideal es que esté moldeada en una única pieza para evitar puntos de fuga. Si la tapa lleva un cordón de goma, es imprescindible que los extremos de la junta se toquen y que estén perfectamente sellados. Si los extremos no se tocan y queda un espacio entre ellos, por pequeño que sea, no hay estanqueidad. Por eso mismo, hay que descartar las tapas cuya junta esté formada por varios trozos unidos entre sí.

En ocasiones podemos encontrar juntas muy porosas, de tipo burlete, similar al que se coloca en puertas y ventas para evitar el paso de corrientes de aire. En una arqueta no funcionan.

Siempre que podamos, debemos escoger tapas cuya junta vaya sujeta al marco de manera mecánica, por ejemplo, encajándose en él.

LOS TORNILLOS EN LAS TAPAS ESTANCAS

La estanqueidad de la tapa se consigue a la acción conjunta de la goma y de los tornillos. Dado que la función principal del registro es la de dar acceso a una red enterrada, es lógico pensar que los tornillos deben entrar y salir con facilidad para poder abrirlo cuando sea necesario.

Por eso hay que vigilar que los agujeros de la tapa y del marco estén perfectamente centrados. Los tornillos no deberían chirriar al meterlos y sacarlos de las roscas. Tampoco deberían entrar forzados. Es más, deberíamos poder introducirlos por completo, simplemente, a mano. La llave se podría usar sólo para apretar o aflojar. Si cuesta manipular los tornillos, es posible que consigamos cerrar la tapa, pero es seguro que no podremos volver a abrirla.

RESUMEN

Para que una tapa de arqueta estanca funcione es fundamental que su marco esté hecho de una única pieza y que el material empleado en su construcción no se oxide y aguante bien tanto el ambiente agresivo que se genera en el interior de la arqueta como las inclemencias a las que se vea sometido desde fuera. La junta de goma debe ser flexible, sin cortes ni uniones que permitan fugas y, en la medida de lo posible, debería sujetarse al marco de manera mecánica. Es necesario que los tornillos que aprietan la tapa contra el marco, presionando la junta, entren y salgan con facilidad, para poder acceder a la arqueta con facilidad cuando sea necesario.

No nos olvidemos de que la vida de una tapa debería ser la misma que la del suelo en que está instalada. Si no es así, o bien no es una buena tapa, o no se está manipulando de manera adecuada. Hablaremos de este tema en una próxima entrada de nuestro blog.

En Maco fabricamos tapas estancas desde 1977. Fuimos pioneros y somos especialistas.